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Tomeguín del Pinar (Tiaris canora).

Tomeguín del Pinar (Tiaris canora)


Esta diminuta ave de nombre vulgar Yerbero de cuba, pero reconocida por nosotros como Tomeguín del Pinar o Senserenico en la región oriental del país, es una especie endémica de Cuba, es excepcional, frágil, muy fiel a su pareja, el macho de plumas amarillas bordeando el cuello. Las partes superiores del torso son olivadas, las inferiores de color pardo ceniciento a blanco, con el pecho casi negro según la edad. La hembra tiene el collarín amarillo más tenue y los lados de la cara carmelita, mide unos 6 o 7 cm, no más y a pesar del tamaño es extremadamente pendenciero al escoger su territorio y lugar para hacer el nido, que hace según su ambiente de crianza y eso es lo más interesante.

Para nosotros existen 2 tipos que son genéticamente iguales, pero con fenotipos diferentes en cuanto a comportamiento, procedo a explicarle: Los campos de Cuba estaban habitados por campesinos, cuyas fincas disponían de lo esencial para la vida y en cada una existía un molino generalmente de 2 piedras redondas que se rotaban y convertían el maíz en harina, este trabajo lo hacía la esposa cada día para dar un mejor sabor a ese alimento, siempre quedaban residuos y los tomeguines fueron adaptándose a esa alimentación y eran muy mansos, en esa época nadie se ocupaba de darles caza, pues era mucha la abundancia, incluso llegaban a hacer nido en los jardines de las casas. Si le ponías trampa de remolinos podía obtener 15 o 20 en media hora, pues adónde va uno le sigue el resto, lográndose adaptar fácilmente al cautiverio por su alimentación propiamente casera. Colocan su nido cerca del suelo, de forma aglobada, de entrada por un lado, grande en comparación con el tamaño del ave y prefieren hacerlos en arbustos espinosos. Es construido con pajas, fibras finas, y su interior revestido con materiales más fino. Anidan de abril a junio y un poquito más. La puesta es de dos o tres huevos. Este tomeguín cuando anda en grandes grupos solo sabe trinar y algunos de esos nunca chiflan, son un globito de poco interés y valor. Así se criaron por años, hasta que la población de campesinos se fue mudando a la ciudad, esto conllevó a que perdieran su alimentación y de conjunto con las fumigaciones y pesticidas, disminuyó mucho su población.

Pero siempre existieron otros, rebeldes por naturaleza, que nunca dejaron acercarse al hombre, viven en los pinares o palmares de Palma Real, de nombre científico Roystonea regia que es un árbol que se agrupa generalmente, con tronco en estipe que suele tener hasta unos 30 metros de altura, incluso algunos casos hasta 40 metros. Estos tomeguines siempre agilados, escurridizos, de parada erguida, vigilante, acostumbran a hacer su nido en las altas palmas, de hecho es raro verlos trinar, solo chiflan un sonido agudo, agradable al oído, que se escucha lejos, de hecho este sonido nunca lo he podido escuchar en grabación, al contrario del otro al capturarlos, muchos mueren por cada uno que logra adaptarse. Estos si son de calidad, son muy perseguidos por su excepcional canto y por la naturaleza pendenciera de los machos que es usado para competir entre ellos. Como se hace: Primero hay que amansarlo, acción que hace el dueño caminándolo en su jaula públicamente, para adaptarlo a las personas y diversidad de lugares, segundo, una vez amansado, irlo acercando a otros en iguales condiciones, creando con esto el celo pendenciero. Cuando están ardiente se fajan incluso hasta con el dedo del criador, es un gallo de lidia insuperable, no es necesario enfrentarlo cuerpo a cuerpo, solo se une jaula con jaula, comienzan a chiflar por horas repetidamente, se agilan como una aguja, se quieren comer la jaula en el sentido literario. Ya cuando uno de ellos se siente perdedor, dejan de cantar o como decimos tranca el pico, se engloba y el dueño es motivo de burla, estos ganadores tienen un alto precio muy por encima del resto de los pájaros que abundan en Cuba.

Por otra parte los tomeguines cuando son criados a paletica, frase que nos significa: a mano, sin la cercanía de los padres, pueden entonar el canto de canarios y negritos (Melopyrrha nigra), este último un ave endémica de Cuba, que canta un sonido agudo muy preciado que imitan muy bien y alto. Imagine uno que sea pendenciero, agilado, que no revoletee, que pique el dedo y además cante de negrito, sencillamente no tiene precio. Sus dueños simplemente no lo venden. Aquellos que necesiten para tenerlos, criarlos en cautiverios, prueben apenas nazcan, llevarlos a otro lugar y una persona pacientemente darles de comer y que escuchen el canto de otras aves como el canario desde que abren los ojos, verán el resultado. Hasta que sean adultos no deben escuchar a sus congéneres.


Muchas gracias y quedando a vuestra disposición.

Reinaldo Manso López,
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